Durante los últimos años he podido estudiar y compartir con muchos profesores, monjes, maestros y psicólogos de distintas partes del mundo. Todos y todas comparten un mismo mensaje:

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Esa vida feliz, natural, libre de estrés y que se siente en consistencia con quien eres, está al alcance de todos. No solo eso, es nuestra naturaleza básica.

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Sin embargo, la mayoría del tiempo no nos sentimos así. Estamos cansados, enojados, tensos, deprimidos o estancados en situaciones que no queremos. ¿Por qué?

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Porque hemos olvidado cómo escucharnos y darnos lo que necesitamos.

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Esto ocurre porque desde pequeños nos acostumbramos a buscar nuestras respuestas afuera de nosotros -en padres, amigos, referentes de éxito, religiones, reglas sociales, etc.-, y si bien eso muchas veces nos sirve, en varias ocasiones nos quedamos con ellas aunque nos hagan evidentemente mal, olvidándonos que todos somos diferentes, que lo que le sirvió a alguien puede que a mí no y que lo que antes me hacía feliz, quizás ahora es un problema.

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Por eso tenemos que reaprender a escuchar nuestra intuición y animarnos a buscar lo que nos hace bien y soltar lo que nos hace mal.

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La intuición es tu guía. Algunos la llaman estar en armonía con el Tao, otros, escuchar a tus guías espirituales. También la llaman buen juicio, fluir con la divinidad, sentido común o simplemente una función biológica o cognitiva que te indica lo que tu cuerpo necesita. Como sea que la llames, es lo que necesitas cultivar.

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Si quieres recuperar tu estado natural de felicidad tienes que reacostumbrarte a escucharte y ser coherente. Tu corazón sabe lo que necesitas. Cuando empiezas a escucharlo, viene una gran liberación que abre muchas puertas.​

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A continuación, te comparto herramientas que pueden ayudarte en ese camino.